y la maternidad responsable es un vínculo por excelencia que no solo tiene que ver con la sangre sino más bien con la relación entre padres e hijos.

Ésta relación nutrida desde la infancia prepara al niño en
todos los aspectos sociales, cognitivos y especialmente de
identidad que le permite en experiencias futuras reconocer
siempre quién es, de dónde viene y para donde va.

que la “bendita” pandemia, término de gratitud en medio del
caos nos ha abierto una ventana gigante, imposible de pasar por alto pues nos ha obligado a dejar de lado rutinas que nos impedían compartir en familia y que nos convertían en espectadores alejados de la tribuna de los grandes logros de
ese pequeño; una sonrisa, un balbuceo, un paso, tal vez hasta una palabra se ha convertido en un gran tesoro y un privilegio que ha permitido a través de la experiencia revivida fortalecer vínculos. Regresan las caricias, los abrazos apretados, las miradas, los a rru rru abandonados, tiempos de esperanza que se hacen visibles en cada expresión evidente en este collage y que intenta exteriorizar de forma visible estímulos y experiencias sensoriales dotadas de significado y recargadas de amor.